UN PASTOR DE IMPACTO

Llevando el Reino de Dios a Poroma

El trabajo de desarrollo toma mucho tiempo. Sabemos que los trabajadores probablemente no lleguen a ver el resultado final de sus esfuerzos. Tampoco es el resultado de una sola persona u organización, sino que muchos factores entran en juego. Es por eso que la vida de José Araca es muy alentadora.

José y su esposa Guillermina tienen cinco hijos. Ellos viven en Poroma, un municipio rural de Chuquisaca. Por la mala situación económica, mucha gente migra para trabajar a otros lugares del país. Ese fue el caso de José hace muchos años. Cuando él vivía en Santa Cruz llegó a conocer una iglesia y ahí aprendió las buenas nuevas de salvación. Tras ese gran descubrimiento no dudó en regresar a su pueblo para compartirlas. Al inicio no fue fácil, fue rechazado por sus vecinos y familiares, pero también ellos pudieron ver la diferencia en su vida y considerar seguirlo. 

La familia Araca se dedica a la producción agrícola de maíz en su parcela. Consumen la mayor parte de su producción y venden el excedente. 

Junto a su hermano Eliodoro, José pastorea a la iglesia en Poroma. Muchos años la congregación se reunió en la casa de la familia hasta hace un par de años que pudieron comprar un terreno y empezar a construir con sus manos su propio templo. 

A partir de las capacitaciones en cosmovisión bíblica impartidas por facilitadores de FH, el pastor José Araca se empoderó y empezó a cambiar su actitud de servicio hacia su comunidad. Ayudando a las familias de Poroma empezó a enseñar acerca del Reino de Dios integralmente. “En el principio las familias tenían un rechazo rotundo a escuchar el evangelio en la comunidad de Poroma” recuerda él.

Por otro lado, el pastor no conocía la importancia del consumo de hortalizas. Por tanto no las producía para su familia. En cambio ahora tiene un huerto y ha sido asesorado por FH incluso para cultivar frutas.

Además, ha emprendido la producción de humus de lombriz, lo cual le ayudará a mejorar sus ingresos económicos. 

Junto a la iglesia sirve a su comunidad. Han aprendido a hacer un plan anual en el cual incluyen la limpieza de calles, la plaza principal, participación en marchas por la salud de los niños y ferias de salud. A la vez mantienen prácticas de oración y ayuno. 

Otro de sus trabajos es el pastoreo de ganado, el cual no es sencillo. Sin embargo, algo que impactó al personal de FH fue el desprendimiento del pastor para ofrendar en 2016 para FH siga predicando el mensaje del evangelio para las iglesias sirvan a sus comunidades. 

Dios ha dado sentido a la vida de José, como él nos cuenta: “Yo estaba triste al ver que no ayudaba a mi familia, a los hermanos de la iglesia y a mis vecinos como Dios quiere que yo haga y me avergonzaba de eso. Ahora me siento feliz por servir a mi comunidad. Cuando la Fundación FH ingresó a la zona me sentí feliz porque me apoyaron a entender más de la Palabra de Dios, lo cual me permitía poder anunciar el evangelio con firmeza y seguridad. Espero aprender a ser un mejor cristiano y padre, y ser ejemplo para mi comunidad Poroma”.